Dicen que todos los caminos llegan a Roma, creo que va a ser muy difícil que tomando el Viaducto o el Circuito Interior se llegue a alguna ciudad italiana, pero al aeropuerto seguro llegamos.
México es una de las pocas ciudades que cuentan con el gran privilegio de tener empotrado su aeropuerto a media ciudad. Lo que produce una sensación única al ir aterrizando y creer que el ala del avión se va a atorar con un tendedero. Pero el tenerlo en el corazón de la ciudad también lo llena de vida y lo hace una referencia obligada: “pasando el aeropuerto” o “vivo por el aeropuerto”.
Esto no quiere decir que en un futuro no nos vaya a causar dolores de cabeza, de por si la única pista conocida como el lavadero por su pavimento irregular, está más congestionada que el eje central.
Lo que sí tenemos que agradecer es que sea un aeropuerto el que está en el centro de esta ciudad y no un puerto. Te imaginas las miles de chinampas casa de cambio, los bote fiesta duty free o los maleteros que te venden un paseo en parachute.
No creo que haya mucho que hacer y como se ve lejana la intención de nuestro gobierno de volver a involucrarse en otro Atenco, celebremos nuestro aeropuerto citadino. Y de paso aprovechemos los cientos de miradores, antes puentes peatonales, que nos permiten tener una bonita foto de recuerdo.
Nadie…
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