8.17.2006

De regreso

Creo que nunca había platicado tanto con un taxista. Después de pasar una semana en el país del individualismo sentía la necesidad de platicar aunque fuera preguntando miles de banalidades. Desde el estado del tiempo hasta la política interior, no faltó tema en el que el conductor no me diera una cátedra completa.
Así, en tan solo unos minutos, me enteré que todo seguía igual. Y no lo digo en el mal sentido, mas bien con la tranquilidad de pensar que la vida no se mueve tan rápido como a veces nos imaginamos. Y aunque vivimos en la generación de la tecnología, en la que los celulares y computadoras se vuelven obsoletos de un año para el otro, la sociedad se mueve mucho más lento.
Nos podremos acostumbrar a circular por una ciudad sin avenida Reforma, pero eso no quiere decir que cambiemos nuestras costumbres tan rápido. Seguimos yendo a los mismos lugares, haciendo las mismas actividades y pensando bastante parecido. Nuestras ideas políticas se van radicalizando o suavizando pero aun así buscamos las mismas respuestas de las mismas personas.
Es por eso que me da gusto regresar y sentir que no me he perdido de nada importante. Un par de aguaceros, un par de discursos, un par de días con tráfico pero en esencia mi ciudad sigue aquí.
Nadie...

1 comment:

Kix said...

Es que la ciudad puede ser impresionantemente bella y asombrosamente apocalíptica.